El Dr. Martín Dedeu es una suerte de avezado capitán de una
flota que compone más de un centenar de empresas mineras asociadas,
responsables de que hoy la minería ocupe el tercer puesto en el volumen de las
exportaciones argentinas hacia el mundo, después de la soja y la producción
automotriz.
¿Considera que es un desafío para las empresas dedicadas a
la exportación minera, el problema de la inflación y el control al dólar?
Es un tema que requiere permanentes conversaciones con las
autoridades nacionales porque no es fácil frente a todas estas situaciones ir
al exterior donde uno tiene, por un lado muy positivamente, la continuidad de
todos los gobiernos federales en propiciar la actividad minera, porque es el
tercer sector exportador en orden de importancia de las exportaciones y porque
está por arriba de los 5 mil millones de dólares que hubo el año anterior. Es
insignificante si se compara con Chile, país con el que compartimos miles de
kilómetros de cordillera, que ha exportado por encima de los 50 mil millones de
dólares. El campo para crecer, si uno lo proyecta de manera estratégica y
planificada es enorme.
“Nuestras empresas cubren todas las fases de la actividad
minera desde exploradoras, hasta productivas- detalla-, también tanto la
actividad minera metalífera denominada “gran minería”, como la actividad de la
minería “no metalífera” muy cercana a la industria de la construcción (cemento,
cal piedra), cuyos asociados son las empresas y cámaras empresarias
provinciales donde hay actividad minera orientada hacia la minería extractiva,
la vinculada a la cal y la piedra y las dedicadas a la molienda.
¿Cuál es el rol que tiene la minería en el contexto
económico productivo de la Argentina y cómo se inserta en el marco regional con
las exportaciones?
Si miramos hacia su potencial geológico, yo diría que pocos
países están en condiciones tan inmejorables como la Argentina. El tema es
saber aprovecharlo y a través de un plan orgánico, equilibrado y sensato tender
al desarrollo de una actividad que no ha sido de las tradicionales para un país
eminentemente agrícola-ganadero durante décadas, donde la minería era un
elemento marginal y no sustancial.