, al impulsar
varias leyes que dieron marco y propiciaron la actividad en el país. En pocos
días más se cumplirán 200 años de la sanción de lo que se conoce como el primer
reglamento minero argentino.
La Asamblea del Año XIII, también conocida como la Asamblea
General Constituyente y Soberana del Año 1813, fue un congreso convocado por el
Segundo Triunvirato (órgano que ejerció como Poder Ejecutivo Nacional entre
1812 y 1814), integrado por diputados que representaban a cada una de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, con el objetivo central de redactar una
constitución para el nuevo estado, y las normas liminares que organizarían ese
país incipiente que era
Argentina.
La Asamblea del Año XIII no redactó la constitución, pero sí
dictó numerosas leyes y normas que modelarían la organización social nacional,
reflejando las aspiraciones, necesidades y sueños del país en ciernes.
Este congreso de los representantes populares sesionó en
Buenos Aires entre el 31 de enero de 1813 y el 26 de enero de 1815. Fue
presidida por el entonces integrante del Triunvirato, Juan Larrea, y una de sus
primeras decisiones fue la de impulsar la actividad minera del naciente país, a
través de una serie de medidas adoptadas por Ley del 7 de mayo de 1813.
La importancia que se le dio a la minería como para que
fuera uno de los primeros temas abordados, se justificaba en la convergencia de
dos datos centrales: los ejércitos patriotas necesitaban los minerales para
fabricar armas y movilizar las tropas, y el país necesitaba un motor que
movilizara la independencia económica.
Uno de los impulsores de medidas concretas para desarrollar
la actividad minera fue el Dr. Vicente López y Planes -autor del Himno,
secretario de Hacienda del Triunvirato y segundo presidente de la Nación-,
quien logró, entre otros puntos, que se aprobara el otorgamiento de la
ciudadanía de las Provincias Unidas del Río de La Plata, a quien descubriese
una mina explotable.