El cierre de una mina es un punto de inflexión en cualquier proyecto minero. La minería
no sólo controla los impactos al medioambiente durante su producción,
sino que además al finalizar sus actividades, continúa evaluando los
impactos para su remediación. En el caso del plan de cierre de El Indio,
la minera canadiense Barrick lleva invertidos ya unos US$70 millones,
aunque la cifra podría ser mayor dado que no existe una proyección
definitiva.
El plan de cierre de la mina fue diseñado con un completo programa de
seguimiento ambiental en conjunto con los servicios públicos y
representantes de la zona, en el que la prioridad es el monitoreo de la
estabilidad física y química de las aguas del río Malo y la estabilidad
física de las estructuras mineras localizadas en el sector rehabilitado
del valle, que se controla todos los meses y se registran en informes
mensuales.
El Indio fue durante 20 años una de las minas más productivas de
nuestro país, alcanzando a producir en ese lapso 5,5 millones de onzas
de oro, 24,3 millones de onzas de plata y 500 mil toneladas de cobre. Su
desmantelación productiva implica una enorme inversión, y se piensa que
la hotelería podría permanecer, ya que varias empresas se encuentran
explorando en la zona.